Por qué un bosque verde no siempre es un bosque sano
¿Te has parado a pensar en el suelo? Lo más probable es que tu mente imagine un huerto lleno de tomates y lechugas. Pero en el bosque, el suelo a menudo pasa desapercibido. Si está verde, asumimos que está bien. Y, en muchos casos, no lo está.
En Regenera Natura, esta es una de las verdades que más compartimos: la salud de un ecosistema no se mide solo por su verdor, sino por lo que sucede bajo nuestros pies. Por eso, fue muy inspirador poder compartir esta visión en el Día Internacional del Suelo, un evento en Six Senses Ibiza que reunió a otros profesionales y proyectos regenerativos de la isla como Juntos Farm y Terra Viva.
Allí, reafirmamos un mensaje crucial: muchas de las zonas más verdes de Ibiza están dominadas por pinares monoespecíficos. Y aunque son verdes, no siempre son saludables ni para el suelo, ni para la biodiversidad… ni, consecuentemente, para nosotros.
El pino y el problema de la falta de gestión
El pino siempre ha formado parte del paisaje de Ibiza y tiene su utilidad en el ecosistema. El problema no es el pino en sí, sino lo que sucede cuando un bosque deja de ser gestionado. En estas condiciones, el pino, con su gran capacidad de expansión, avanza y domina el terreno sin la compañía de otras especies.
Cuando el pino se convierte en un monocultivo, los estudios científicos muestran que el suelo bajo estas plantaciones tiene:
Menos biodiversidad: ¡Adiós a los insectos esenciales para el ecosistema!
Menos fertilidad: Los nutrientes, la materia orgánica y el agua escasean.
Mayor acidez: Las condiciones del suelo se vuelven hostiles para muchas especies.
Menor capacidad de recuperación: Son menos resilientes ante incendios o sequías.
El trabajo de restauración y gestión forestal es clave. Actuaciones como los clareos controlados, la reducción de la densidad de pinos y la facilitación de la llegada de especies nativas ayudan a devolverle al suelo su vitalidad.
La solución está en la diversidad
Una sola palabra: diversidad.
Introducir especies autóctonas como sabinas, enebros o coscojas en los pinares mejora drásticamente el sotobosque y la salud del suelo. ¿Por qué? Porque cada especie aporta una "firma química" única a través de sus hojas y raíces, lo que alimenta la fauna del suelo, retiene la humedad, acumula nutrientes y reduce la erosión.
Además, los bosques mixtos no solo son más ricos en vida, sino también más resistentes a plagas y más frescos y resilientes frente a fenómenos extremos.
Lo que podemos hacer
El trabajo de restauración y gestión forestal es clave. Actuaciones como los clareos controlados, la reducción de la densidad de pinos y la facilitación de la llegada de especies nativas ayudan a devolverle al suelo su vitalidad. Es esencial también mantener la conexión entre distintas áreas naturales para que la biodiversidad regrese de forma natural, desde las semillas hasta los hongos y los insectos.
El suelo es el gran olvidado. No lo vemos ni lo tocamos, pero sin él, no hay bosque, ni agua, ni alimentos, ni vida. La próxima vez que mires un monte, recuerda que su verdadera salud no está solo en lo que ves, sino en lo que sucede debajo de tus pies.